El beso

beso

Mon

28 de junio de 2021

Alguien me habló sobre los besos y me dijo: 

«Los besos unen, crean lazos, son voluntad de querer ser en el otro, tanto si se dan como si se desean, toda mi energía y deseo van en este beso, que es más que letras…».

“Besar es todo un arte y el beso es la obra”. Se me ocurre que tal vez ésta pudiera ser la definición para un artista.

El beso en occidente es una señal de afecto y de amor y nos besamos perfectamente en público. En oriente es la expresión más íntima del deseo y se deja para la intimidad de los amantes.

Hay románticos que fieles al protocolo del buen Casanova te besan en la mano como antiguamente. Otros, reservados y tímidos, te besan suavemente con los ojos; quizás este acto sea mezcla de dos culturas y dejen para la intimidad lo que prometen con la mirada.

Para los buscadores del Santo Grial el beso “es el encuentro después de una larga búsqueda”. Para el poeta “es la sed loca que se no se apaga con beber, se apaga con otra boca que tenga la misma sed”.

Los ladrones de besos justifican el robo explicando que “el beso robado lleva el néctar de la flor”. El justiciero opina lo contrario: “el beso legal vale más que el robado”. El científico lo explica como “el contacto de dos epidermis y la fusión de dos fantasías”. El práctico dice que “un beso no es más que un truco para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superfluas”. Para los estudiosos de las lenguas, “el lenguaje universal”.

 Tal vez los besos sean la respuesta a la pregunta eterna del amor…

No cabe duda que los besos son importantes. Han llenado las pantallas de nuestros televisores. Han dormido al abrigo de cuentos y leyendas. Hay besos que despiertan princesas y otros convierten en príncipes a los sapos. ¡Hasta hay un día al año en el que celebramos su existencia! (13 de abril).

Según entendidos en la materia, el impulso de besar no es innato en el hombre, se ha ido desarrollando de forma gradual. Havelock Ellis, quien dedicó su trabajo prácticamente al estudio de los sexos, consideró el beso de amor como un desarrollo del beso maternal del bebé, en su lactancia. Fue de estas caricias maternales que surgieron los besos de amor, de afecto y devoción.

No en todas las culturas existen los besos. De hecho, en la literatura japonesa clásica, no existen.

En la actualidad las madres niponas acarician y abrazan a sus pequeños/as como lo hacen las madres del mundo entero, pero una vez que han pasado la infancia, ya no hay más besos ni arrumacos.

En la cultura china las mamás y papás rara vez besan a sus hijos e hijas en la niñez. Consideran al beso europeo como algo caníbal y es para ellos, su forma de besar, una expresión de sexualidad solamente apropiada para los amantes.

El beso es una herencia del Mundo Occidental.

En muchas partes del mundo, el beso era desconocido. Fueron los viajeros occidentales quienes llevaron sus costumbres a las partes más remotas de nuestro planeta. Hoy todavía no es aceptada esta costumbre occidental en pueblos de Asia, África o Polinesia.

Podríamos decir que el actual beso es una evolución del beso nasal; y el primer país donde se practicó este tipo de beso fue en la India, dos mil años antes de Jesucristo. El beso en la boca apareció mucho más tarde. En algunas tribus del sudeste se practica todavía el beso “olfatorio” (beso nasal).

¿Sabías que el beso olfatorio es típico de Polinesia?

Ha prevalecido esta forma de besar entre pueblos primitivos ya que el sentido del olfato es mucho más importante que entre los hombres civilizados. Para nuestra civilización el sentido de la vista es mucho más importante para el estímulo sexual.

En nuestra cultura besar es una demostración de afecto o una promesa de amor, y es un instrumento clave en la sexualidad. También un recurso en el cine, en la literatura, ¡hasta en el juego! Y, ¡cómo no! Una forma de curar («sana, sana, culito de rana») a los/as más pequeños/as cuando se hacen una herida.

Pero no siempre fue así…

Antiguamente en Grecia, besar en público  a una mujer, aunque fuera la tuya, constituía un delito castigado con la pena de muerte. Durante el Imperio Romano si un esclavo besaba a una mujer libre corría el peligro de morir descuartizado por cuatro caballos.

No cabe duda que en la actualidad el beso está muy presente en las relaciones sociales.

Besamos en la mejilla cuando nos encontramos, cuando nos despedimos o cuando nos presentan a alguien. Intercambiamos todo tipo de besos con nuestros seres más queridos (de esquimal, de mariposa, etc.). Ofrecemos besos como premio y los retiramos como “castigo” e intercambiamos fluidos con nuestra pareja en la intimidad o en presencia de conocidos o extraños.

Esta sociedad nuestra es adicta al beso. El beso es una droga natural; nuestro cerebro está enganchado a la oxitocina que se libera al besar. También la liberación de endorfinas que ocurre en este simple acto combate el  desánimo y nos aleja de la depresión. Los besos apasionados refuerzan el sistema inmunitario gracias al intercambio de bacterias que habitan las bocas de los amantes.

No importa cómo surgieron los besos. Sea por prolongación de la lactancia o como costumbre ancestral de las madres que alimentaban a sus hijos e hijas masticándoles la comida y dándosela directamente en la boca, lo importante es que pensé…

¿Qué es  para mí un beso? He dado tantos…

Besos cándidos, suaves, moderados. Besos tiernos, dulces, sensibles. Besos fugaces, besos sin prisas.

He besado con pasión, con deseo. Besos sexys, besos ávidos o casi perpetuos.

He besado en la mejilla, en la frente, en la nariz, en los ojos, en la boca. He besado cada cm de la piel. He besado tanto y de tantas maneras que he llegado a una conclusión:

el beso es el canal para que dos espíritus se comuniquen”.

Sí, creo que es un medio. Hace mucho tiempo leí que “un beso es el idioma de las almas”.

Y para ti, ¿Qué es un beso?

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